jueves, diciembre 17

La carta de Santa Claus

Cuentan que hace pocos días, papa Noel mandó a llamar a todos sus ayudantes y amigos, porque algo nuevo se le había ocurrido.
Y en aquella cita extraordinaria realizada en el polo sur, a la cual asistieron gnomos, duendes, Hadas y animales parlantes de todas partes del mundo, Santa Claus dijo que nunca más el estaría mudo.
Así que, cuando todos estuvieron presentes, Santa ordenó a Rudolf tomar nota, y observando a todos, les habló en voz alta parado en frente:


_Queridos amigos y ayudantes fieles desde siempre, les he citado en este otro polo porque deseo hacer algo nuevo y sorprendente. Porque los niños en mí casi no son creyentes, es que he decido yo enviar una carta como presente. Y todos los que yacían en aquella reunión, se miraron asombrados por tal acción. Y Rudolf que era quien todo escribía, hizo brillar aún más su nariz roja y fría.






_Anotad lo siguiente, mi querido reno amigo, y que ninguna palabra quede fuera de este escrito...
Niños del mundo:

He decidido yo escribirles en este año, para que sigáis creyendo que existo realmente desde antaño. No os preocupéis si escucháis que soy una mentira, porque a quien cuente aquello, no tendrá de mí una visita.
Poned en vuestra chimenea o puerta un lazo rojo, si de cierto en Santa Claus creéis, para que yo sepa donde entrar y un obsequio de mí obtendréis.
Más no pidáis regalos caros, porque este año el mundo está con pocos centavos.

Posdata: Dormiros temprano, y no dejéis galletas para mí y mis renos, pues esta vez yo llevó manzanas y panes de miel. Pero dadlas al que no tenga nada qué comer.
Y podéis escribirme y enviar las cartas a mi correo electrónico, porque aunque aprender me ha costado, ya me he modernizado…

mr.santaclausjojojoj@gmail.com


Firma desde el polo sur,

Santa Claus





Y así, el reno Rudolf acabó de anotar, pero Santa les dijo a todos, otra cosa en último lugar:



_“Aún queda tiempo para noche buena. Pero apuraos y pegad la carta en la mayor cantidad de lugares que alcancéis antes de navidad; en todas las esquinas del mundo, en árboles, ciudades y en muros. Y subidla en el Internet, porque los chicos también me leerán en él.”