viernes, junio 12

La cortina del viento/The curtain of the wind.

La cortina del viento.
Por Laín Deba



En Auschwitz, durante la segunda guerra mundial, la cortina de una ventana era la silenciosa confidente de Daudeth. A la joven y hermosa judía, le había sido perdonada la vida, porque el capitán, Klaus Straffer, necesitaba una criada para todo servicio.
Y en una habitación, que era el lugar en donde ella debía acceder a los deseos más bajos del alemán; otras veces, también aquel espacio era terreno para desahogarse cuando se encontraba sola; aunque afuera, a unos cuantos metros, constantemente escuchaba lo que sucedía en aquel campo de concentración.
Desde aquella ventana, la joven, por el sólo hecho de querer respirar aire, observaba los horrores más grandes cometidos por el tercer Reich. Impiedades que más dolor sumaban a su ser.
Cierto día, ocho hombres abusaron de ella. Después de aquello, apenas se pudo levantar de la cama y se dirigió hacia la ventana. Tres soldados afirmaban a una mujer embarazada que en ese momento iba a dar a luz. La fémina colgaba de sus manos desde un madero, pues no podía parir. Los gritos y la escena, más helaron el alma de Daudeth. Pronto, vio llegar a escena al capitán Straffe; quien provisto de un cuchillo y rapidez, abrió el vientre de la judía, tomó al bebé, le cortó el cordón de unión, y lo arrojó a los perros. Luego, sacó su arma y disparó en la cien de quien ya jamás sería madre.


Y aquella cortina movida por el viento, una vez más, fue lo único que Daudeth encontró como refugio cuando brotaron sus lágrimas con impotente silencio.
En la tarde de ese día, el mismo capitán fue quien la encontró sin vida en aquella habitación.
Con la cortina que tantas veces movió el viento acariciando su rostro durante tanto tiempo, se ahorcó en una viga.

4 comentarios:

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Todo lo que huela a segunda guerra mundial me encanta. Qué relato tan rudo y bueno. Presenta unas imágenes dificilísimas de digerir, pero maravillosas como lectura.

Laín dijo...

Muchas gracias Alejandro.

saludos

rudy spillman dijo...

¡Qué tremendo relato, Laín!
Todo lo que toca el tema del Holocausto es espeluznante, pero tu breve texto produce verdadera consternación surgida de la simpleza de sus palabras.

Laín dijo...

Pues,sí, es un tema que seguirá siempre siendo tremendo. Muchísimas gracias Rudy, por pasar por aquí.

Un abrazo