viernes, junio 26

Retorno sin vuelta



Ramón se detuvo en la entrada de su casa, dejó la maleta en el suelo y tocó a la puerta.

Luego de un momento, volvió a golpear, pero nadie abrió. Entró por atrás- por aquella ventana que tantas veces había sido cómplice de sus salidas a escondidas por las noches para reunirse con la peor pandilla de su barrio.
Cuando saltó hacia adentro, vio que en una silla, de frente a aquella ventana, estaba su padre sentado; frío y muerto con una nota en su regazo a medio terminar que citaba así:

_”Hijo-¿Cuándo entrarás por esa ventana nuevamente?-Nunca te lo dije, pero siempre a hurtadillas esperaba verte regresar para poder dormir en paz. No sabes cuánto…”

De rodillas y llorando, Ramón sólo comprendió que haberse ido de casa disgustado con su padre por una pandilla, jamás valió la pena.

2 comentarios:

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Qué triste y qué bueno.

Un abrazo.

Laín dijo...

Pues a veces imagino ese tipo de historias bastante tristes.

Gracias por pasar por aquí, Alejandro.

salu2