domingo, julio 19

El caso de Madame Arlene y el mayordomo


Por Laín Deba



¡Pues qué quieres que te diga!
Sí. Aquí estoy aún y creo que lo mejor será contar todo exactamente como sucedió; porque cuando llegó el día en el cual el destino se encargaría de encontrar al culpable de la muerte de Madame Arlene Mercier, el detective Bruno Avendaño, sólo tuvo que sentarse en el sillón de su buró a esperar que el asesino declarara su culpabilidad. Pero esa espera, lógicamente, tomó su tiempo.
 
 
Durante años, Avendaño había compatibilizado la profesión de detective, con la pasión de su alma; la actuación.
Varios meses atrás, en el apogeo de las investigaciones del caso de Madame Arlene, el detective tenía en su mente a tres sospechosos, pero la manera de él de resolver los casos difíciles, estaba basada en, "hacer que la presa, entrara sola en la trampa", luego de lazarla con artilugios que sólo un gran actor podría llevar a cabo.
Y así fue cómo el detective Bruno, comenzó a urdir toda su estrategia, en la cual estaba incluido yo, por supuesto.
 
En varios bares nocturnos de la bella Florida, Avendaño, durante días buscó a tres hermosas damas de la noche. Aquellas del estilo y reserva para los clientes más importantes.
Proponiendo a las mujeres una gran cantidad de dinero, todas convinieron en trabajar para el detective Después de todo, si bien era cierto y verdadero que ellas tendrían la oportunidad de salir de ese ambiente, supongo que fue muy atractivo saber que, de la noche a la mañana, todas debían actuar como grandes y finas damas, pero sin desestimar la idea de llegar a las instancias de intimar con aquellos clientes especiales; asunto que por demás sabrían desempeñar magistralmente si llegaba el momento.
Las chicas accedieron a todas las peticiones del detective y con la mejor disposición; pues de alguna manera, él era el nuevo cliente. Además que todos los gastos necesarios para llevar a cabo el nuevo trabajo, correrían por cuenta de Avendaño.
Realmente él fue una especie de Mesías para las muchachas; mientras ellas, cada una y por separado, debían introducirse en la vida de los tres sospechosos para extraer información.
Avendaño pensó que el carácter de una prostituta y el dinero, jamás permitirían que se involucraran con los sospechosos. No se equivocó. Y hasta el día de hoy tengo entendido que ocasionalmente trabajan para él.
 
La primera dama de nombre Valesca, tuvo que entrar en la vida de Marcial; el hijo mayor de la señora Arlene; mientras que Monic se ocuparía de Richard, el esposo, y Andrea de August, el hermano de la asesinada.
Todas las muchachas realizaron sus actuaciones guiadas por el detective Bruno, quien se mantenía informado de cada detalle de los eventos que llevaban a cabo las chicas con los sospechosos vía celular y encuentros personales.
Andrea conoció a August, en las afueras del hospital en dónde él era director, chocando desprevenidamente para que éste le recogiera sus pertenencias.
Richard recibió una llamada de Monic, haciéndose pasar por la secretaria de un arquitecto; pues él hacía tiempo que quería construir una nueva casa. Y Valesca, por su parte, postuló como la más atractiva secretaria, para la empresa publicitaria de Marcial.
Así entonces, con la intención puesta en el propósito del detective a través de los encantos de las tres mujeres, todas lograron rápidamente entrar en la vida de los sospechosos del asesinato de Madame Arlene.
Sé que seguramente no comprendes nada de lo que escribo, porque aún no aparezco en ninguna escena de toda esta historia y anteriormente te comenté que también el mayordomo estaba involucrado. Pues te cuento que hasta donde te he relatado los hechos, yo ya estaba actuando desde hacía bastante tiempo.
Así que, Continúo con la narración.
 
Cierto día, Valesca escuchó una conversación telefónica de Marcial con Richard, mientras que a Andrea, en ese mismo momento, August la dejaba sola en un lujoso motel, porque Richard le llamó también para una reunión intempestiva.
Cuando Marcial se despidió de Valesca, ésta llamó inmediatamente al detective Bruno, pero sólo le pudo informar que la reunión sería en el "café de siempre".
Fue extraño aquello, contó el detective, porque hasta antes de lo del "café de siempre", los hombres nunca se habían reunido allí y en ningún otro lugar; más que en una sola ocasión en la casa de la señora Arlene, con el motivo de cambiar algunos muebles.
Así que en esa ocasión, el detective llamó a los tres hombres que seguían día y noche a los supuestos implicados, para que éstos les siguieran.
Tres hombres en una mesa y tres agentes en otra cercana en la cafetería Coffe&PetitBouchê.
Te digo.El señor Bruno, realmente ha de ser el mejor detective del mundo.
Fue aquella vez entonces, en donde el detective Bruno Avendaño, sentado en su oficina, escuchó toda la conversación de los tres sospechosos, por un teléfono con micrófono de alta sensibilidad que llevaba uno de sus hombres.
El café de siempre había sido el punto de reunión de los tres involucrados, antes de que Avendaño quedara a cargo del caso. Y aberrantemente allí, en aquel lugar, los tres habían planeado el asesinato. Y aquel día, August les estaba informando sobre una noticia inesperada; la muerte de Madame Arlene, y también hablaron del tema de cómo disponer del dinero de ella.
aquí voy
Madame había sido adoptada cuando era pequeña. Y hacía ocho años que había recibido una importantísima herencia de dinero. Llevaban buscándola 10 años desde la muerte de su padre; el conde Monsieur Gilbert Chantrê, porque siendo hija de nobles y servidumbre francesa, los padres del hombre distinguido en aquellos tiempos, no permitieron dicho acontecimiento, dando en adopción a madame Arlene al momento de nacer, mientras que su madre fallecía en el parto. Y aunque el esposo de Madame, siempre tuvo una buena posición económica, nada se comparaba a la enorme cantidad de dinero con la que ella contaba actualmente.
Seguramente tu mente aún divaga buscando explicaciones. Desde ya te pido perdón, pero tuvimos que recurrir a todos estos artilugios. No teníamos otra alternativa.
 
 
Hasta el día del acontecimiento en la cafetería, la señora Arlene llevaba un año de haber conocido al detective Bruno; y todos los gastos que el señor Avendaño realizó con las prostitutas actrices para la investigación, fueron por cuenta de Madame Arlene.
Ella había contratado los servicios profesionales del detective, porque tenía sospechas de que alguien quería envenenarla. Pues se sentía extraña luego de comer los petit-buche que habitualmente le llevaban su hijo, el esposo y su hermanastro. Yo tampoco me había sentido muy bien de salud.
Un día, el gato siamés de Madame amaneció tieso y muerto; y como ella debía informar absolutamente todo lo que aconteciera en su entorno al detective Bruno, la señora Arlene llamó a Avendaño para contarle sobre el asunto del animal y éste llevó el gato a laboratorio para examinarlo. Los resultados arrojaron que la muerte del felino había sido por envenenamiento con cianuro; pero que la dosis en ningún caso era letal para un humano. Y luego de aquellos lapidarios resultados de los exámenes, el detective ideó un viaje sorpresivo para la señora Arlene, quien sería acompañada por mí.
El motivo de aquel viaje sería por placer y también para la compra de una casa en España.
Dicho viaje no provocó mayor sorpresa para la familia de Madame, pues constantemente viajábamos. Sólo su esposo August, el médico, le había comentado que se cuidara y que volviera pronto, mientras a mí me encargaba que no la dejara comer tantos petit-bouché, porque su debilidad por aquellos canapés le estaban subiendo los niveles de colesterol, y que si ella sentía algún malestar de cualquier índole le avisara inmediatamente. Aquel detalle, le llamó enormemente la atención al detective. Y más aún la cajita con pocos bocados que el señor August, le entregó para el viaje a Madame Arlene, argumentando que eran mejores aquellos, aunque escasos, que cualquier otros que adquiriera por ahí. Esos bocadillos confirmaron la existencia del cianuro.
Me siento aliviado de que por fin todo haya terminado y sigo trabajando como el mayordomo de Madame Arlene.
Y aunque aún me siento culpable por haber dado aquellos petit-bouché a Delfos, el amado gato de mi señora; agradezco al cielo que aquel día ella y yo hayamos amanecido con malestar estomacal y no quisiéramos comer los panecillos.
Un mes después de habernos despedido de Florida con rumbo a España; la familia de la señora Arlene, se enteraba de la noticia de que ella y su mayordomo habían fallecido en un trágico incendio en la nueva casa que Madame supuestamente había adquirido. Y sólo recibieron un ánfora con sus restos fúnebres, al igual que tú recibiste la vasija con los restos míos.
Estimado Antoine:
Hoy estamos en Estocolmo y es verdaderamente hermoso, pues desde que Madame debió aparecer como fallecida trágicamente, he recorrido y conocido muchos países del mundo.
Lamento mucho si fuiste a mi funeral con el féretro vacío; por eso te he escrito esta carta ahora que ya puedo dar señales de vida.
Envío una foto tomada en Israel, para que veas que es verdad que aún sigo en este mundo…
No volveremos a Florida. Retornaremos a nuestra querida Francia.
Nos veremos pronto mi hermano querido.





Jean Jacques Didier
 
 
 
 
 
 

2 comentarios:

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Mi opinión: me parece un argumento desperdiciado en un cuento; de aquí puede salir una novela de 200 o 300 páginas.

En un cuento no fuenciona. Hay más de 10 personajes en un cuento de esta extensión y se requiere profundizar en muchos aspectos.

Laín dijo...

...pues por ahora una novela creo que es mucho para mí.

Tendré muy en cuenta tu comentario de todas maneras, estimado Alejandro.

Gracias por leer, amigo.

Un abrazo