domingo, septiembre 20

Para Javier Ortiz

Javier Ortiz, se llama.
Lo conocí por casualidad -supuestamente- cuando visitó uno de mis blogs. Y la verdad es que lo mejor para él hubiera sido que jamás me conociera; mientras que para mí fue una gran liberación.

Todo comenzó cuando años atrás estuve en sus tierras, El México lindo y querido. Siempre había llamado mi atención los asuntos de misterios, extrañezas, otros mundos o llámesele como se desee para que se comprenda a todo lo que tenga que ver con enigmas. Y más aún, cuando por otras circunstancias tuve que viajar a aquel país repleto de Chamanes, brujos y otros personajes del estilo. Siempre quise conocer un Chamán, así como el escritor Carlos Castaneda. Pero jamás creí que lo que a continuación relataré pudiera sucederme a mí...

Conocí al señor Rómulo mientras andaba visitando una feria en el lugar en donde nació la famosa Frida Kahlo, Coyoacán.
Observaba unos diminutos bonsáis cuando de pronto un hombre me dijo que ese pequeño arbolito que miraba era mágico. Sonreí y le miré de reojo, pero él, muy tranquilo y resuelto soltó su lengua y comenzó a hablarme:
-...es normal. Hasta ahora nadie cree lo que le digo cuando observan ese pequeño bonsái.
- Tiene 300 años, y el pequeño coyote tallado que tiene al lado de adorno, cobra vida. Es un aliado, un amigo que ayuda; pero hay que ser muy valiente para tener uno. Es algo así como los Pókemon ¿Si entiende lo que le digo?
Sí, por supuesto, claro; respondí mirándolo y sonriendo, aunque me sentía extasiado; pues el tronco de aquel árbol realmente se veía muy antiguo, grueso y de muchos años, aunque no medía más de 15 cm. De alto; y el diminuto animal tallado en madera, era todo un espectáculo.
-¡Qué chingados! Llévelo, se lo regalo- dijo al fin mirándome fijamente.
- Sólo que...-Hizo una pausa, mientras me analizaba para seguir hablando- ...la única manera de deshacerse del animalito, será entregándoselo a otro en sueños junto con el arbolito. Soy Chamán, mi nombre es Rómulo, soy de un linaje de antiguos brujos, mucho gusto y ya vi dentro de usted que en el fondo no cree en misterios y que se llevará este Bonsái. Usted no tiene idea de lo que verdaderamente significa pensar en algo y decirlo- Dijo con mucha naturalidad mientras me entregaba la plantita.
No se equivocó. Pues accedí, la acepté y me la traje a mi país. No di mayor importancia a lo otro que me había dicho. Además, decir que se cree en algo o hablar como perico de asuntos que realmente no nos ha sucedido, no es lo mismo que cuando sí comienza a ocurrir hechos extraños.
Para hacer el cuento corto-porque acordarme de todo me da escalofríos- todo iba bien, regaba el arbolillo y se veía precioso con la figurita de adorno. Pero a los dos meses comencé a ver un perro en todas partes, luego me di cuenta que era un coyote; me seguía, lo escuchaba; incluso una vez ya muy noche, cuando volvía de la universidad me iban a asaltar dos hombres. Fue esa vez cuando vi al animal aparecer del aire y morder a los dos ladrones, matando a ambos. Salí corriendo y al otro día hasta en las noticias vi el acontecimiento. Dijeron que no había respuesta lógica para las muertes, y personas vinculadas a asuntos paranormales hablaron hasta del famoso chupacabras. Casi me vuelvo loco desde aquella vez y ni siquiera salí a la calle durante tres semanas. No podía dormir y no sabía qué hacer, hasta que de tanto pensar y escuchar aullar al coyote en mi mente como queriendo salir, una tarde me quedé dormido.
Fue allí cuando en sueños oí un nombre, Javier Ortiz.
Hacía pocos días que él había ingresado a mi blog y yo sentía que lo conocía; su nombre me era extrañamente familiar pero no sabía de dónde, incluso, cuando yo visité su blog le comenté aquello y rió diciendo que ojalá algún día escribiera algo siendo él el protagonista...
...qué ironía.
Desde esa tarde cuando me quedé dormido y le entregué el bonsái en aquel sueño, el arbolito mío a los dos días se secó, desapareció la figurita tallada, no he vuelto a ver ni a oír al coyote, y puedo decir que ya vivo en paz nuevamente. Tampoco he vuelto a leer ni un solo libro de Carlos Castaneda-y no creo que lo vuelva a hacer- porque comprobé que realmente los Chamanes y ese tipo de asuntos sí existen. Pero ¿Y Javier?

Lo más probable es que él en la vida real no tenga el extraño bonsái y mucho menos una figurita de un coyote.
¿Algún día se encontrará al extraño señor Rómulo en sus tierras? ¿Tal vez visite la plaza de Coyoacán para confirmar?
No tengo idea de cómo seguirá todo esto, pero en fin. Lo lamento. Por algo tú me pediste ser protagonista de una de mis historias...

Realmente hay que tener cuidado con lo que se piensa y se dice...

¿Cómo la ves desde ahí?



Suerte. Amigo.




4 comentarios:

Javier Ortiz dijo...

Sin duda, una narración inquietante. Ahora me explico el por qué de tu insistencia: “Tu nombre se me hace conocido; pero no sé de donde”. Creo que (me veo en la necesidad) debo hacer la prueba: me acercaré a Coyoacán (a pesar de estar muy cercas de allí, hace muchos años que no he ido) para comprobar si el Chaman hace acto de presencia. De ser así… Luego te cuento.

¡Dios me agarre confesado!

Por cierto, a parte de todo: muy buena la narración.

Salu2… Amigo.

Laín dijo...

jajaj, no, no; si es cierto que tu nombre me suena y aún, de verdad.Sólo usé aquello para el relato, el cual sólo tiene de cierto el que un día anduve en tu México.Pero quien sabe, quizá algo de aquello se haga realidad.Habrá que ver.
jeje, como sea, me alegro te haya gustado.
A ver si después es Laín el protagonista de algo tuyo, jajja
¡Qué locuras! ¿No?
Está bueno para la imaginación.

Salu2

Javier Ortiz dijo...

Laín: fue lo que me imaginé, que todo esto era sólo ficción. Sin embargo, creo que haré la prueba con lo que dices: “Quizás algo de aquello se haga realidad. Habrá que ver”. De tal suerte que ya he planeado una visita a Coyoacán en los próximos días. De encontrarme con el Chaman… Luego te cuento (ji, ji).

Y sí, ya he estado cocinando algunas ideas en donde Laín será el protagonista. Estate pendiente.

Saludos amigo.

Laín dijo...

jajja, bue, ahí me cuentas, que quizá pueda continuar tu relato,já!

Qué emoción saber que Laín andará por tus letras.
Me quedo a la espera.

Un abrazo